Estando embarazada de cinco meses asistí con mi pareja a un curso de fin de semana con Surya Baudet (discípula de Daniel Odier), donde aprendimos en qué consistía esta práctica del shivaísmo tántrico de Cachemira. Me encantó y lo practicaba sobre todo por la tarde/noche o incluso antes de acostarme, un complemento perfecto al yoga (de la mañana): la suavidad de los movimientos, la fluidez, conectar con la pelvis y la respiración, el movimiento espontáneo, mi bebé en la barriga... era sumamente relajante, y a menudo sentía mis cuerpo crujir (como cuando vas al osteópata) y cómo las pequeñas tensiones del día se disolvían. ¡Sin necesitar hacer nada especial! Sólo de pie, con un poco de música, unos 15-20 min. suficientes para terminar la jornada de nuevo consciente y prepararme para aquellas calurosas noches de verano en que no podía dormir y lo pasaba tan mal (tenía síndrome de piernas inquietas, ya contaré en otra ocasión). Lo practiqué en las clases de yoga para embarazadas, incluso alguna vez con bebés (en foulard), con muy buen resultado. Por eso me animé a compartirlas también en otros talleres y en clases sueltas para que cualquier persona pueda probar y practicar. Aquí puedes ver un bonito video de una persona practicando: